El miedo es una poderosa emoción. Nos prepara para luchar o huir cuando una situación es peligrosa. Pero los peligros son subjetivos y desde que soy mamá el mundo da más miedo.
Los peligros del mundo
Nunca había visto tantas cosas peligrosas en mi casa como cuando Loki empezó a moverse. Entonces descubrí enchufes que necesitaban taparse, objetos que había que poner más altos, esquinas que había que acolchar… Cuando empezó a gatear el nivel de peligros aumentó y al andar aumentó de nuevo. Podía trepar a sitios y caerse desde alturas absurdas pero hacerse mucho daño. Podía incluso subirse a la estantería y había que anclarla a la pared.
Mi casa, un lugar que yo consideraba seguro, era un auténtico peligro.
Allá afuera.
Si mi casa era un peligro, el mundo exterior lo era mucho más aún. Las casas de mis familiares y amigos no estaban preparadas para niños. El mundo en general está hecho para adultos. Personas que sabemos lo que puede ser peligroso y lo que no.
Fuera de las cuatro paredes de mi hogar se expandía todo un mundo lleno de objetos punzantes, sucios o simplemente no deseables para que se acercaran a mi bebé… o más bien mi bebé a ellos.
El mundo da más miedo.
Mucho miedo.
Y viendo la noticias aún más.
Porque si las «cosas peligrosas» asustan, las personas damos pánico. Ver casos de pedofilia con bebés de meses. Agresiones en el colegio entre niños de 5 años. Violaciones a los 14.
¿A qué mundo he traído yo a mi pobre criatura?
Siento que todo es demasiado para mi y que si me centro en todos los posibles «y si» del mundo lo envolvería con plástico de burbujas y jamás lo dejaría salir de casa ni hablar con nadie. Mucho menos aún solo.
Pero todo eso irá llegando, poco a poco y tendré que acostumbrarme y confiar. Confiar en su buen criterio que yo le habré inculcado y en la suerte. Por que a veces solo hay que estar en el lugar y el momento adecuados para que te ocurra algo malo, pero no por eso podemos dejar que el miedo invada nuestras vidas.
¿Y tú, sientes miedo de este mundo?
Deja una respuesta