Alegría… ¿dónde estás? ¿por qué te escondes?
He dudado mucho sobre si publicar o no este post. Como siempre que expongo una parte de mi. Da miedo. Puedo ver que las visitas suben o no, y pensar que eso es gente que lo lee. Pero no sé quien lo lee. Ni lo que piensas al leerlo. No sé si me conoces. Quizás leas esto y no dejarás ningún comentario. A lo mejor me conoces y, cuando me veas, no me dirás nada.
Es lo que tienen los blogs.
La alegría es un sentimiento positivo.
A las personas nos gusta estar alegres y rodearnos de otros que nos contagien lo mismo. Por otro lado, al menos en España, toleramos muy bien la queja y muchas personas viven instalada en ella. No son cosas realmente incompatibles, puedes ser una persona quejica y alegre.
Si hay un momento feliz en tu vida, ese es cuando te conviertes en madre. La maternidad es sinónimo de felicidad, cosas bonitas, purpurina, sonrisas y alegría constante.
Ser mamá es lo más.
Puedes quejarte de cosas, claro:
- Molestias durante el embarazo.
- El dolor del parto.
- Los malditos puntos.
- No poder dormir bien.
Puedes quejarte de eso, porque es molesto y los demás lo entienden… aunque quizás añadan el temido «bueno, ya sabías a lo que venías».
No puedes mantener la alegría 100% constante.
A todos nos pasa. Da igual que tengas hijos o no. No puedes estar alegre las 24 horas del día, constantemente, al mismo nivel, todo el rato. Hay miles de cosas que pasan en nuestra vida que nos afectan. Una mala noche, dolor de cabeza, te viene la regla, se acaba el café… No necesitas que pase nada realmente grave, simplemente los «problemas del primer mundo» del día a día.
A pesar de eso vivimos en un momento en el que «ser positivo» y «tener resiliencia» es lo mejor del mundo. Así que, a pesar de las cosas que te estén ocurriendo, lo deseable es poner buena cara, sonreír y sacar el punto positivo a lo que te está molestando:
- No puedo más con esta barriga, pero por fin voy a tener a mi bebé.
- Las contracciones son terribles, pero luego compensa.
- Los puntos duelen muchísimo, pero peor habría sido un desgarro.
- No puedo dormir, pero se pasará, esto solo es una fase.
Y así vamos poniendo un pero tras otro a cada «problema del primer mundo», como si de esa manera lo borrásemos. Y sonreímos al final. Incluso podemos hacer alguna broma y decir que aunque no puedes dormir mucho de noche te has puesto al día con tal o cual serie. Aprovechando el tiempo, buscando algo menos negativo.
Cada pero te resta la posibilidad de sentir.
Cuando pones un pero a algo, le restas importancia. Haces que lo que acabas de decir valga menos en comparación con lo que dices después. Le quitas el valor que tiene. Y entonces empiezas a engañarte.
El lenguaje no es inocente. No digo que si repites muchas veces en voz alta «me va a tocar el euromillones» vayas a conseguirlo. Digo que si te repites una y otra vez que algo «no es para tanto» acabas creyéndolo. De esta forma hablamos de cosas «malas» y luego les damos la vuelta y le sacamos lo bueno. Generamos expectativas en los demás de cómo son las cosas (por ejemplo, la maternidad). Así al final se crea una idea colectiva:
En el embarazo tienes molestias pero nada grave, el parto es duro pero se olvida, el cuerpo de mamá paga sus consecuencias pero tener a tu bebé en brazos es un premio. Por supuesto que un bebé puede tener sus cosas molestas pero «son solo una fase». Nos llevamos reproduciendo milenios y aquí seguimos así que tener hijos no es tan difícil, ni tan duro.
Y de esta forma nos negamos como sociedad y como madres a nosotras mismas. Nuestros sentimientos y la capacidad de gestionarlos. Así que todos estamos felices y alegres. Al menos lo parecemos. Y si lo parece es que lo somos ¿no?
Cuando la alegría se va y la fuerzas.
Llega un momento en que no sabes si estás alegre o si lo estás forzando. Y no me refiero a forzar una sonrisa o una broma. Hablo de lo que te pesan esos «peros» que sueltas constantemente. No hace falta que los digas en voz alta, también valen los que piensas.
No estar alegre no es lo mismo que estar triste. Evitamos sentirnos tristes porque no es algo deseable, no es positivo y no lo queremos en nuestra vida. Aunque la tristeza sea algo normal. Cuando la ves asomar le pones un pero, la cargas en la mochila con el resto de «peros» del día y sigues hacia adelante.
Vas poniendo un stop a cada tristeza para convertirlo en una «pseudo alegría». Porque tratar de neutralizar lo malo no lo convierte en bueno. Y entonces te das cuenta de que eso que sientes no sabe a alegría. No te llena como antes. No te llega al pecho.
Cuando tu mochila llena de peros pesa tanto puedes descubrirte a ti misma sonriendo mientras no sientes nada por dentro. Y esto da bastante igual cuando lo que te están contando no te importa una mierda (creo que lo llamamos cortesía). Cuando ocurre con algo que sabes que debería llenarte… y no te llega… entonces debería saltar una alarma.
La alarma silenciosa de lo que falta.
Mi alarma llevaba varios avisos que había relegado al olvido… hasta que, por el cumpleaños de Loki, pude oírla. Me di cuenta de que había estado saltando una y otra vez y yo la había pospuesto. Como si le hubiera dicho, estoy ocupada… 5 minutos más…
Durante la celebración de su cumpleaños Loki se arrancó a andar de repente. Todos los presentes fliparon, quedaban unos días para el año y ahí estaba él, dando pasitos. ¡Está andando!
Y yo mientras… recogía las cosas que estaban desperdigadas por el salón. Preguntaba si alguien quería beber algo. Preparaba la tarta… y cuando me pararon para señalarme a mi bebé dando sus primeros pasos dije «Si, si» sonreí… y no sentí nada.
No fue hasta que se marchó toda la gente y Loki estaba acostado que me di tiempo para reflexionar sobre ello. ¿Qué me había pasado? ¿Dónde estaba mi orgullo de madre? ¿Ese amor desbocado con solo mirarlo? Eché un vistazo atrás… su primer gateo, su primer diente… tengo miles de fotos y mensajes a abuelos y amigos contando cada avance, recuerdo el sentimiento de orgullo como si fuera yo misma la que consiguiera cada cosa… y de repente había desaparecido.
La culpa maternal.
Eché un vistazo al móvil y me di cuenta que cada vez tenía menos fotos y vídeos de Loki… de un tiempo a esta parte había ido poco a poco haciendo menos. Hice memoria y me descubrí a mi misma diciendo «Si, si..» y sonriendo cuando me decían: ¡pero si dice mamá! ¡y dice papá! ¡mira como mete eso en la botella!…
Y esa falta de alegría se convirtió en culpa.
¿Es que acaso no me alegro de los logros de mi hijo? ¿Soy una insensible? ¿No me importa?
Porque la culpa siempre está al acecho. Esperando que des un paso en falso o que dudes lo más mínimo para aparecer. Además le gusta acompañarse de la vergüenza y una con otra lían cualquier cosa. Por eso es difícil para mi escribir este post. ¿Qué madre conocéis que no sintiera algo especial con los primeros pasos de su bebé? Pues eso.
Forzar la máquina de nuevo.
Como no quería ser esa madre y aceptar esos sentimientos, ni la vergüenza, ni la culpa… forcé la máquina. Me volqué en Loki, saqué la cámara buena por casa, saqué los cuentos y me sentaba la tarde con él leyendo, empecé a mirar actividades en pinterest: plastilina casera, hielos de colores…
Y me sentía agotada.
Estaba utilizando tanta energía para cambiar mi «neutro» por «alegría» que el resto de actividades me drenaban por completo. Y si Loki estaba más demandante por lo que sea notaba que me enfadaba. Él solo hace cosas como el bebé que es: inquieto, activo y curioso… Juega con la comida y la tira al suelo sin maldad… y yo cortocircuitaba. Le pedía a un bebé de un año la paciencia que yo no tenía.
La falsedad de lo que no se ve.
Mirase donde mirase estaba fallando. Yo no me sentía bien. Ni si quiera conseguía sentir lo que quería sentir. Loki ha estado pochito de unas y otras cosas, nada grave, pero todo suma. La casa un completo desastre… entre mi falta de ganas, tiempo y energía deja de ser una prioridad.
Entonces recibí estas dos frases:
«Tú lo llevas mejor», «lo estás haciendo genial».
Son personas que más o menos me conocen pero no están realmente presentes en mi vida. No saben lo que hay detrás de las fotos de o más allá de lo que puedo publicar aquí o en mi Facebook.
Y me sentí un poco farsante.
Sé que no soy una superwoman ni hace falta que lo sea. Pero en el fondo quiero serlo:
Atender a mi bebé de la mejor manera posible cada día, darle amor y cariño, mantener la lactancia más allá del año, cuidar de mi pareja, limpiar y ordenar mi casa, buscar un trabajo lo suficientemente bueno como para que rente dejar de cobrar el paro y pagar la guardería de Loki, preocuparme por mi familia y su salud, intentar hacer de soporte emocional a amigos que lo están pasando mal, montar una fiesta sorpresa para alguien a quien quiero mucho, guardar secretos, hacer dieta para recuperar el cuerpo pre-embarazo…
Todo mientras sigo y sigo llenando esa mochila llena de «peros» que cada vez pesan más. Cuanto más pesan más dudo de mi misma y más me cuesta encontrar la alegría verdadera entre todas estas obligaciones autoimpuestas.
¿Dónde está mi alegría?
No soy todo el rato «esa madre». Loki es lo más maravilloso del mundo y a veces me da un beso y me descubro sonriendo de verdad. Y después de esa sonrisa hay algo dentro de mi que duele porque no entiende cómo es que no puedo estar así siempre.
Sé que no puedo estar 100% alegre siempre. Lo llevo forzando tanto tiempo que me pongo en duda.
¿Es esto alegría? ¿Aunque esté cansada? ¿Y por qué no me apetece jugar con mi hijo?
¿Por qué me siento así? ¿No debería estar sintiendo otras cosas?
¿Por qué me alegra que haga una siesta larga y poder descansar?
¿Es que no le quiero suficiente? ¿Es esto normal? ¿Soy una mala madre?
Tengo una mochila llena de culpa, vergüenza, tristeza y dolor. La llevo arrastrando tanto tiempo que ya no sé si me la puedo quitar o si forma parte de mi. Da miedo hablar de ella porque eso es reconocer que existe. Pero reconocerlo es el primer paso.
Ahora ya solo queda dar los demás.
Calce dice
Ahora también queda que los demás te den, y que tú les debes darte :*
Lucy Chibimundo dice
Y lo dificil que es…
Estela - Criando Pulgas dice
No sé si a todo el mundo le pasa, pero a mí sí que me ha pasado. Cuando no podía dormir, en casa sólo trabajaba yo, llegaba y me tocaba ser mamá y «disfrutar » de mi hija xk llevaba todo el día fuera pero había tanto que hacer tb y yo con tan pocas fuerzas y ganas… no sé cómo se te pasará a ti (xk se pasará). Solo te puedo decir que a mí se me ha terminado pasando cuando la pulga ha crecido, tiene más autonomía, ha llegado otro trabajo a casa y poco a poco vuelve la cordura a esta cabeza ida a nosedonde. Estaremos aquí cuando eso pase y hasta entonces también ☺️
Lucy Chibimundo dice
La falta de trabajo me está pasando factura, saber que no estoy «aportando» (aunque cobre el paro). Y las presiones externas al respecto no ayudan.
Gracias por darme un poco de luz <3
Mamá Lanuguita dice
Uffff… Me temo que te entiendo demasiado bien. Hace muy poco también me he descubierto diciendo «sí, sí» y sonriendo mecánicamente. Personalmente no estoy viviendo mi mejor momento y más allá de mi hijo lo que me rodea no es demasiado agradable. Esas circunstancias se suman al cansancio que arrastramos desde que cargábamos con la barriga y cuyo peso no hemos podido dejar ni un momento, porque tras la tripa llegó el bebé. Las expectativas, los planes que no salen, las desilusiones, las noches sin descansar, los días largos, las discusiones de pareja… poco a poco nos vaciamos emocionalmente. Yo quiero creer que esto mejorará y que mi vida volverá a tener alegría. Confiemos en que así sea.
Lucy Chibimundo dice
El cansancio, el agotamiento, las expectativas, la presión (de los demás y la nuestra) hacen mella y calan mucho… lo entiendo bien.
Hay que luchar por esa alegría, te mando un abrazo gigante y mucho ánimo para conseguirlo.
Sarandonga dice
Acabo de leerte… Y has reflejado mi día de ayer ?
No dejo de sentirme culpable por las cosas, y luego me pongo un gran PEEEERO y me recuerdo q soy Mala madre, de esas que lo llevan con glamour (o al menos lo intentan). Cuántos autoabrazos me estoy teniendo q dar últimamente ?
Muchos besos, bonica ?
Lucy Chibimundo dice
¿Autoabrazos teniendome tan cerca? Deberíamos remediarlo <3
Y ya lo sabes pero... de mala madre nada :*
Sarandonga dice
Acabo de leer tu comentario!!! (Odio q esto no me avise cuando respondes). Claro que sí, los autoabrazos para nuestros retiros en el monte ??
Olivia dice
Yo tb me siento identificada con mucho de lo que cuentas, y después de cuatro hijos, ( el mayor con 14 años y la más pequeña con 9 meses), lo único que puedo aconsejar es que tenemos que ser más egoístas; querernos más a nosotras mismas; disfruto de mis niños, y sí, me quejo cuando me canso, y si no trabajo en la calle, bastante trabajo en mi casa, soy el pilar de mi familia y eso es el mayor trabajo del mundo. Ánimo mamás !!! Somos increíbles, pero no perfectas, y sí, hay días que no tenemos ganas de reírnos, ni si quiera de mirarnos al espejo, pero no pasa nada, como bien dijo scarlata o’hara en lo que el viento se llevó, Mañana será otro día….
Lucy Chibimundo dice
Quizás es ese el problema, buscar una perfección de cara a los demás, que vean que podemos con todo y olvidarnos de nosotras.
El bolsillo de Mamá dice
Te mando todo mi ánimo y cariño.
Lucy Chibimundo dice
Gracias <3
paloma dice
Corazón, es completamente normal estar así. Vamos, yo disfruto mucho de mi hija, pero también paso fuera mucho tiempo porque trabajo… así que la culpabilidad me acecha en cada rincón. Además hace un tiempo decidí que necesito de mis tiempos. Así que de vez en cuando salgo por la puerta sola y no miro atrás y no sabes lo bien que hace! Claro que me reprocho el tiempo que paso sin mi hija, pero luego hago balance y prefiero el autocuidado y el sentirme bien conmigo misma.
Por supuesto no todas las maternidades son iguales, así que permite que la tuya sea como tu quieras y que nadie se meta en ella. ánimo corazón!!
Lucy Chibimundo dice
Dejar de dar tiempo a Loki para dármelo a mi es una decisión muy dura, pero a la vez creo que tomar esa decision le hace bien. Gracias.
<3
Ana dice
Las emociones no son ni buenas ni malas, simplemente son. Y permitirnos sentirlas es lo que hay que hacer. Más allá de culpas y de látigos. La maternidad no es fácil. El cansancio pasa factura, las presiones y esa idealización de madres y mujeres. Yo no creo que seamos malas madres. Somos madres suficientemente buenas, que hacemos loq podemos con la realidad en la que vivimos..acepta loq sientes, abrazalo y dile a tu hijo que él no tiene la culpa si un día gritas, o no le haces el caso que necesita. Pero tú tampoco, lo haces lo mejor que puedes, es esta crianza en soledad, la que nos mata. Te mando un abrazo
Lucy Chibimundo dice
Que palabras más sabias, muchas gracias por dejármelas <3
Flor dice
No sé cómo llegue a tu blog y a este post. Tengo un bebe de 15 meses y estoy las 24 hs con el. Te leo y siento que me estoy mirando en el espejo. Gracias por compartirlo, gracias por hacerme saber que no soy la única. Saludos!
Lucy Chibimundo dice
Loki tiene también casi 15 meses… quizás sea una etapa, quizás las hormonas o lo cansado que es estar con el peque. Muy bonito, pero muy intenso 🙂
Yo he empezado a llevar a Loki a la guarde y ese ratito sin él para mi es un respiro que me llena de energía para poder afrontar el rato con él más presente y con mejor humor. Sé que no es posible para todas las familias, pero a mi me está funcionando.
Ánimo :*
Corderiva dice
Que alegría dar leer a madres de verdad.
Mi Nerea tiene 7 meses y medio, y he tardado ese mismo tiempo en asimilar que no soy perfecta, y que intentar convertirme en ello me lleva a desesperarme continuamente.
Me quedo con la frase de . Le pedía a un bebé de un año la paciencia que yo no tenía.
Porque yo le pedía a mi bebé de 7 meses exactamente lo mismo.
Me daba rabia ver como escupía la comida, la tiraba al suelo o no me abría la boca para comer.
Ahora nos ponemos perdidas las dos, le enseño a jugar con la comida y si la tira al suelo lo recojo cuando hemos terminado.
Ser madre hoy en día es más difícil que nunca, porque nos hemos puesto unas metas demasiado altas.
Todas hemos tenido esos días en los que tu has conseguido reflejarlo todo estupendamente y te lo agradezco enormemente. No más pero. No más cargas en la mochila.
Si estoy triste o necesito ayuda la pediré, si tengo la casa desastrosa por pasar tiempo con mi hija la tendré. Si a alguien le molesta le diré donde esta la fregona y la invitó a que me limpie.
Vamos a pensar más en nosotras, que somos las mejores madres imperfectas que van a tener nuestros hijos.
Un beso muy grande, espero que todo esto lo superes y como dice mi madre «para atrás ni para coger carrerilla»
Lucy Chibimundo dice
El momento de tirar la comida creo que es tenso para muchos mamás y papás… saca lo peor de nosotros. Me alegra que hayas podido reconducirlo, ¡Ole tú!
La loca del Pelo Gris dice
No habia leido esto y buuuff. Hoy me levante yo en un humor raro, a veces, me pasa, no sabia definirlo. Pero creo que tu post lo hace. Creo se me esta yendo la alegria. Estoy tan cansada.
En fin, espero te recuperes.
Lucy Chibimundo dice
Hay días que te levantas así, rachas que todos los días parecen así… y a veces lo único que está de esa forma es tu manera de mirar las cosas. Para mi es muy duro convivir con esta falta de alegría, porque suelo ser una persona optimista y luchadora. Pero cuesta.
Ánimo para ti, y que salgas y encuentres tu alegría :*
Lula dice
Tengo la mochila tan llena de peros que me cuesta cargarla.
Lloro mientras leo y mientras mi hija de dos años duerme una larga siesta que minutos antes me hizo estallar en rabia por no poder lograr que durmiera.
Estoy embarazada nuevamente y el cansancio me pasa facturas. El afuera demanda, el entorno presiona y no es fácil expresar lo que realmente sucede por dentro.
Te entiendo tanto. La rubia, La culpa, la vergüenza, el miedo me acompañan a diario. Y como ya lo dijiste es importante al menos dar el primer paso y reconocerlo. Te abrazo a la distancia.
Lucy Chibimundo dice
Las hormonas del nuevo embarazo también pueden jugarte malas pasadas, perdonate y trata de hacerlo lo mejor posible que es lo único que podemos hacer…