El postparto es una etapa bastante desconocida. Cada vez se habla más de ello, pero sigue siendo un poco tabú. Tras el nacimiento ponemos todo nuestro interés en el recién llegado y nos olvidamos de la mamá.
Si ya se habla poco, hoy os quiero mostrar una cara especialmente invisible del postparto, que me toco vivir. Durante los dos primeros meses, algo más que la cuarentena, experimenté una ansiedad continua que empeoraba por las noches.
Del parto al postparto con ansiedad.
Mi parto tuvo unos pródromos bastante largos y que después de tanto tiempo las cosas se aceleraron y en menos de 2 horas pasé por monitorización, epidural y cesárea.
El día que decidí que nos íbamos al hospital y me quedaba allí había pasado toda la noche en la bañera, pasando las contracciones al son del agua caliente y deseando que pasara el tiempo. No conseguí dormir nada y cuando, de puro cansancio daba una cabezada me despertaba el dolor. Esta situación me llevó a un ataque de ansiedad y después un dolor de cabeza horrible.
Llegué a este punto muy cansada, con sueño y estrés. Mirándolo desde ahora, un año después es fácil saber qué necesitaba. Necesitaba dormir sin dolor unas horas. Loki no iba a llegar en ese estado de estrés, apenas dilaté en esas 24 horas en el hospital. No sé si la epidural habría sido la solución, o un calmante, quizás otra cosa. No soy médica, ni ginecóloga ni matrona. Pero necesitaba algo que nunca llegó.
El cansancio y el estrés solo se fueron acumulando hasta el momento de la cesárea de urgencia. Durante la operación, en la que yo estaba consciente creo que fue el pico más alto de estrés, pensamientos y sensaciones que he tenido en mi vida. Desde miedo a perder a Loki «ahora no, no hemos podido llegar hasta qui para perderte ahora» pasando por el alivio de tenerlo en brazos y de repente temer por mi propia vida al darme cuenta: «me están operando, estoy abierta en una camilla, no quiero morir, quiero disfrutar de mi bebé».
El postparto inmediato en el hospital.
Llevaba varios días sin dormir, pero cuando tuve a Loki en brazos se me pasó todo el sueño. Una vez nos subieron a la habitación y llegaron algunas visitas el subidón desapareció y tanto el peque como yo hicimos algunas siestas intermitentes. El mismo día de la cesárea, por la tarde me levanté y me duché. Las drogas en el hospital son muy efectivas, y después de mi sentimiento de inutilidad durante el parto quería «recuperarme» ya para poder hacerme cargo del bebé yo sola.
En el hospital no tienes que cocinar y no hay que limpiar. Para cualquier duda o problema tienes a profesionales de la salud a unos pasos de distancia. Todo es perfecto.
Si, hay cosas molestas como las visitas que no saben cuando tienen que irse, tenía algo de dolor y estaba cansada. Pero mi bebé estaba bien y cada vez que lo veía en los brazos de Natsu me moría de amor.
El postparto en casa.
Llegar a casa fue una bofetada de realidad. Estaba todo hecho un desastre, tal cual lo dejamos. Si ya con la barriga era difícil dejar la casa apañada, los días antes con el dolor de las contracciones ni me esforcé. Llegar a casa con un bebé en brazos, cansancio, calor y ver que para sentarme en el sofá necesitaba recoger… fue la bienvenida al posparto real.
Llegó la primera noche y me di cuenta de que algo no iba bien. Era de noche, mi bebé recién nacido dormía y yo no podía dormir. Tenía sueño pero no podía cerrar los ojos. Si los cerraba y me quedaba dormida empezaba a soñar con el parto y lo revivía una y otra vez en sueños.
El dolor de las contracciones, el pitido de los monitores con la bradicardia de Loki, miedo, el bombeo de mi corazón a tope, la carrera hasta el quirófano, estrés, frío, la visión de la sangre y mi reflejo en la lámpara, temblores, manos dentro de mi, Loki fuera, feliz, ¿ha acabado?, siguen haciendo cosas, quedo yo, miedo, quiero estar con mi bebé.
Una y otra vez, en bucle, cada noche. Me despertaba llorando de la angustia, sin poder respirar.
Acabamos durmiendo con las luces encendidas, de modo que si me quedaba dormida y me despertaba de la pesadilla pudiera saber que estaba en casa, no en el quirófano.
Ni dormida ni despierta.
Intenté hacer respiración y relajación, pero era justo lo mismo que hacía en el paritorio intentando relajar los músculos y mejorar el dolor de las contracciones, así que al final me daba más ansiedad.
Todo me recordaba al parto, me llevaba a esa situación y la revivía, sin saber que ya había pasado. Cada vez que lo soñaba, pensaba que estaba ocurriendo de nuevo, sentía el miedo y el peligro. No sabía que ya estábamos seguros y sanos en casa.
Cuando estaba despierta no hacía más que darle vueltas al parto, los días anteriores, la estancia en el hospital… cuestionándome constantemente cada decisión tomada. Pensando cuál fue el paso en falso que me llevó a la cesárea de urgencia:
¿Había sido la epidural? Ahí fue cuando perdimos el latido. ¿La rotura de la bolsa? Eso me llevó a la epidural y empeoró todo. ¿La inmovilidad? Sabía que si no me movía había más probabilidades de parto instrumentalizado. ¿Pedir quedarme en el hospital? Debía haberme quedado en casa y aguantado más. ¿La maniobra de Hamilton? Tenía que haber gritado o algo para impedirlo.
No paraba de preguntarme constantemente cuándo la había cagado. Qué podía haber hecho para evitar la cesárea. Sentía una culpa inmensa.
Revisé los informes de las últimas semanas, los monitores, todos los papeles sobre el parto y la estancia en el hospital. Investigué en Internet las palabras que no entendía, buscando ese fallo que se me había pasado por alto.
Buscando nombre a lo que me pasa.
Para conseguir ponerle nombre a lo que me pasaba tuve la suerte de contar con Apoyo Cesáreas, donde me sentí muy arropada.
Otras mamás con partos instrumentalizados y peores que el mío también estaban pasando por lo mismo que yo. Me pasaron un link que hablaba sobre el SEPT. También conocido como Síndrome de Estrés postraumático (PTSD en inglés).
Con ese nombre y el listado de síntomas resonando en mi cabeza decidí hablar con con una amiga que se dedica a la psicología clínica y le conté lo que me pasaba. «Tienes un TEP de libro» me dijo. Y desde ahí, con un nombre fue más fácil trazar un plan.
Hoja de ruta para dejar atrás el SEPT.
Yo no pasé por una consulta porque me daba vergüenza. Me quedé con la opinión de una amiga (que era una profesional también, pero no me dio un diagnóstico como debe ser) y con listados de síntomas de Internet. Si has llegado hasta aquí y te sientes identificada, no hagas lo mismo. Busca ayuda. Un profesional, o veinte, los que necesites.
No te enfrentes sola, no merece la pena.
Después del apoyo recibido en Apoyo Cesáreas durante los primeros momentos de mi postparto decidí irme del grupo. Leer a las demás mamás reavivaba mis recuerdos, las historias peores que las mías alimentaban mis miedos y además me llenaban de culpa por sentirme así, a pesar de tener un bebé «bueno y sano».
Luego hablé con mis amigas y madres cercanas, y les conté como me sentía. Les conté que no dormía y que no era culpa del bebé. Hablé de mi parto una y otra vez, hasta que sentía que se cansaban de escucharme. Y cuando lo necesitaba de nuevo seguía con parto. Nunca me negaron la escucha ni el tiempo, aunque me sentía fatal monopolizando la conversación.
Natsu fue aliado y enemigo a la vez. Hablé con él sobre el parto mucho, muchísimo… pero él también tenía su propia experiencia. Él se quedó solo en el paritorio esperando el «veredicto»:
¿Volveríamos los dos? ¿Alguno? ¿Había pasado de estar inmensamente feliz de que fuera a llegar su bebé tan esperado a perdernos a ambos?
Nuestras experiencias fueron distintas y parecidas. Opuestas y complementarias. Si yo necesitaba hablar, investigar, leer y preguntar él necesitaba cerrar la puerta y tirar la llave.
Hablar con los profesionales médicos.
Necesitaba que los médicos que me habían atendido me dijeran que no había habido ningún fallo. Que los partos son así, que no era mi culpa nada de lo que había sucedido. Escribí a la misma dirección a la que mandé mi plan de parto, con esperanza nula en recibir respuesta.
Buenas tardes,
Quería agradecer la atención y el acompañamiento de los profesionales del centro en el nacimiento de mi bebé Loki el pasado 27 de junio.
Me gustaría saber si es posible tener una cita con alguien del hospital para revisar mi historia clínica y los informes del parto ya que, aunque todo salió bien, terminó en una cesárea de urgencia.
Estoy contenta con el trato recibido pero, quizás por la rapidez de la intervención y la carga hormonal del momento desde entonces tengo problemas para dormir y me han recomendado hablar del procedimiento con un/a especialista.
Muchas gracias por atender mi petición.
Saludos,
Lucy Chibimundo
Pero la recibí, tan solo 10 días más tarde, me llamaron por teléfono para concertar una cita en la semana siguiente.
Visitando los paritorios con mi bebé fuera.
Natsu se volvió aliado de nuevo y me acompañó en esta visita para curarme por dentro. Entramos por urgencias hasta los paritorios, con nuestra «cita médica». En la sala de espera de paritorios se oían los monitores de las habitaciones pitar, y me eché a llorar del agobio. No era consciente de lo mucho que me movilizaba emocionalmente todo lo relativo al parto, hasta ese momento. Verme allí, sana, con mi bebé sano, y que el pitido de los monitores me provocara un llanto imparable me sorprendió.
Después de casi dos meses sufriendo, con miedo, angustiada… ese momento fue el que hizo que me saltara la alarma de: estás mal.
Salió la ginecóloga a por nosotros y estuvimos en su despacho hablando. Revisó los informes del parto. El embarazo había sido normal, el comienzo del parto había sido muy lento… mis contracciones más intensas y largas, cada embarazada somos diferente. La rotura de bolsa estaba indicada, la postura para poner la epidural hizo que perdieran el latido, pero no produjo la bradicardia.
Y entonces me dijo algo que me cambió la perspectiva:
Los médicos tenemos que decidir con la información que tenemos en el momento. La bradicardia en el monitor podía no ser nada o podía poner en riesgo la vida de tu bebé. Ante el riesgo, el ginecólogo decidió que lo mejor era realizar una cesárea de urgencia.
Y de esa forma consiguió aliviar mi culpa, y la presión que sentía por no haber conseguido el parto que quería.
Adiós SEPT.
Al final, con el paso del tiempo, el SEPT se acabó marchando de mi vida. Fueron unos primeros meses horribles, con la carga de un recién nacido, las complicaciones de la cesárea y la presión que yo misma me puse para hacer como que todo era fácil. Jugar a ser superwoman en el postparto no es divertido.
No te voy a engañar, aunque aprendo de mis errores sigo jugando a ser superwoman constantemente. Con el yo puedo hacer todo sola. Poniéndome expectativas una detrás de otra, cada vez que alcanzo algo, a por lo siguiente. Y si no las alcanzo, peor, porque tengo la culpa muy a mano.
Si he aprendido a hablar. Y aunque todavía creo que tengo superpoderes de vez en cuando le confieso a alguien cercano que es mentira. Que no los tengo y estoy cansada y la maternidad me encanta y me supera.
Si has llegado hasta aquí, y te sientes como yo me sentí en su momento lo único que puedo hacer es darte esto:
Te ofrezco mi tiempo, mis ojos para leerte, mi mente para entenderte, mi corazón para acompañarte y mis dedos para responderte.
PORQUE NO ESTÁS SOLA
Estela - Criando Pulgas dice
Te acuerdas de lo que hablábamos el otro día de ese «sentimiento de culpa» de quien ha tenido a su bebé frente a las que no y que no sabes muy bien qué decir?? A mí eso me pasa con el postparto y me entra nosequé cada vez que leo estos casos. Siento que lo hayas pasado tan mal y espero que aunque te sigas intentando hacer la superwoman no intentes salvar al mundo tú sola, que seguro que puedes pero con ayuda es todo más cómodo ?
Lucy Chibimundo dice
El mundo está lleno de gente, a unas se les escapa el bebé con un estornuda y otras… necesitamos algo más que un estornudo. Unas tienen un postparto maravilloso y otras viven una pesadilla.
Mi postparto fue duro, pero creo que tuvo muchas cosas buenas de las que no podré quejarme nunca.
Lo que creo que «salvó» mi maternidad fue la lactancia. Loki se enganchó tan fácil, las tomas eran tan buenas, me llenaba de paz y hasta me daba sueño. Esas siestas post-teta me dieron energía para pasar los primeros meses… y sin embargo para muchas otras mamás lo peor del postparto fue la lactancia.
Cada una somos un mundo.
Miriam Lepe dice
Si, conozco esa sensación, ese estado, ese no poder dejar de llorar pensando en la cesarea de urgencias, buscando el fallo que quizás nunca hubo, simplemente fue asi o no. Casi después de 8 años recuerdo mi no parto llorando. Lo que saco bueno es la investigación que llevé a cabo que me permitió parir a mi hija de manera natural, sin separación y muy respetado
Lucy Chibimundo dice
Siempre puedes aprender algo bueno de estas vivencias, aunque joda tener que vivirlas.
Te mando un beso enorme. Todos son partos, sean como sean, empujemos o no. Hemos parido.
Laura dice
Madre mía, no pienses jamás que monopolizas las conversaciones, las amigas están para eso y seguro que encantadas de ayudarte o al menos escuchar. Seguro que a tu equipo de superwoman de unían unas cuantas más, qué nos pasará que somos así!???
Y seguro que a muchas les viene genial el leerte, me parece muy valiente que compartas tu historia, seguro que ha sido muy difícil.
Espero que vayas cada día un poquito mejor?
Lucy Chibimundo dice
Nos pasa que nos han enseñado que tenemos que sacrificarnos, que si queremos ser válidas tenemos que llegar a todo, que debemos cuidar de los demás por encima de nosotras mismas… y luego cuando todo esto pasa factura nos sentimos mal, y no puede ser.
Según va pasando el tiempo la cosa va mejorando, tener a Loki me ayuda muchísimo 🙂
Bebe Friki dice
He leído toda la historia ( la verdad es que no comento porque soy una vaga asquerosa, ya sabes) pero me parece que todo el proceso cómo lo has llevado ha sido brutal, espero qeu lo disfrutes a partir de ahora todo, porque lo mereces y que mola que os animeis a compartirlo con la gente porque muchos buscan este tipo de información para sentirse un poco más acompañadas y eso se agradece.
Lucy Chibimundo dice
Yo soy la primera que leo sin comentar, de eso pecamos todas xDDD
Este blog y poder contar mis experiencias me está ayudando muchísimo y espero que si alguien lo encuentra y le hace sentirse acompañada en su experiencia ya habrá valido la pena 🙂
MashaB dice
Te leo y veo mi caso con mi hijo mayor. Después de horas de contracciones en la sala de psicoprofilaxis, dilatando ya con los centrímetros necesarios, mi hijo nada más no «bajaba» …ya con mucho dolor y con horas despues de que rompí mi fuente, el doctor decidió que ya era tiempo de que hicieran cesarea.
Me dio tanta importencia que me prepare contiempo, con cursos, con lectura, y nada más no se dieron las cosas como yo quería….Dios sabe porqué….mi hijo nació de 4 kilos 300 muy sano y yo me quede con miles de sentimientos
Lucy Chibimundo dice
Te leo y me siento identificada… después de tanto leer, informarme, ver partos, hablar con profesionales, llegar al hospital pensando que era la reina del mambo y que acabará todo así desmoronó por completo mi seguridad y mi autoestima.
Pero podemos reconstruirlas. No es fácil, ni rápido… nadie lo va a hacer por nosotras, pero se puede.
monica dice
Nos exigimos mucho, desde e mism momento en que sabemos que estamos embarazadas, o antes, cuando decidimos que queremos ser madres. Cada una reaccionamos de una forma a las cosas y hay que tener muy claro que no estamos solas y que podemos y debemos pedir ayuda.
Yo tuve también una cesarea, el segundo parto fue natural. Pero en ambos no dejo de preguntarme si podía haber hecho cosas mejor..
Lucy Chibimundo dice
Si me quedo embarazada de nuevo ojala puedo tener un parto vaginal, como tu 🙂
Siempre se pueden haber hecho mejor, el aprendizaje está en dejar de fustigarse y aprender para la próxima.
MADRE MADE IN SPAIN dice
Yo también lo pasé fatal en el parto de mi segundo hijo. No fue cesárea pero fue un parto pésimo.
Me lo indujeron y me quedé media hora en observación, luego me subieron a la habitación sin nadie que me controlara. Empecé a ponerme de parto en la misma habitación y no venia nadie a atenderme. Total que cuando finalmente me llevaron al paritario, en silla de ruedas mientras la cabeza de mi hijo asomaba, me tuvieron que atender en el primer cuarto que había porque no llegaba, sin epidural. El peque se había hecho el meconio y lo llevaron a observación.
Tuve pesadillas varias noches y puse una queja pero me contestaron que revisando el historial de aquella noche todo fue normal. 🙁
Pensé que nunca iba a terner más hijos después de esa vivencia. Por suerte el tiempo lo cura todo y lo olvidamos.
Lucy Chibimundo dice
Yo creo que en ese momento, a menos que la mamá así lo prefiera, la compañía es indispensable. Apoyo, cariño, cercanía y confianza.
Me alegra que el tiempo te ayudara a curar tus heridas <3
Mis y yo dice
Madre mia!! que situación, me imagino a través de tu post el cúmulo de sensaciones y emociones. En mi caso salvo una migraña muy fuerte unas horas antes de que naciera el tercero mis partos transcurrieron bastante tranquilos al igual que el posparto, Aunque coincido contigo en llegar con el bebé, la casa echa un desastre y el teléfono sin parar de sonar…Horror!
Menos mal que al final todo fue bien, pero menda aventura. Besitos
Lucy Chibimundo dice
Debería haber un servicio que cuando nace el niño le das las llaves a alguien y te deja tu casa de revista (nivel pinterest) para que cuando vuelvas te de paz. Con tuppers de cosas ricas en la nevera jajaja!
Maria jose Planelles dice
No sabes cuanto siento que hayas tenido que pasar por todo esto. No alcanzo a imaginar lo difícil que ha tenido que ser. Muchas gracias por compartir con el mundo tu experiencia. Seguro que eso ayudará a muchas mujeres que estén pasando por lo mismo. Y ojalá, a partir de ahora, todo vaya mucho mejor y lo disfrutes al máximo.
Un abrazo!!
Lucy Chibimundo dice
Ojalá ayude a alguien aunque sea un poquito.
Ha sido una vivencia más, de la que he aprendido y que espero superar por completo y salir fortalecida.
Gracias :*
Cuestion de madres dice
Yo tuve un parto parecido con mi mayor pero en el postparto estuvo mi madre y eso me ayudó mucho. Pero mi momento de bajón y lloros y miedo fue cuando volví a dar a luz a mi pequeña, en el mismo hospital, en la misma sala de dilatación y con los mismos profesionales. Volvía a repetirse todo lo del primer parto y… sólo podía llorar. No podía dejar de llorar. Lo bueno es que salí de allí con la herida curada.
Gracias por contarnos tu experiencia. Seguro que a más de una le va a ayudar mucho
Lucy Chibimundo dice
Si hubiera pedido ayuda en su momento la habría tenido, seguro. Tengo la suerte de estar rodeada de grandes personas que me quieren muchísimo. Pero me cuesta.
Me alegra saber que saliste con tu herida curada :*
Itzel dice
Ay bonita mía me has hecho acompañarte en este relato de tu postparto, me has hecho sentir cada palabra y comparto muchas cosas, sobretodo recordé cuando a mí también me dijeron de un momento a otro que tenía que ser cesárea la de mi mayor porque iba disminuyendo su frecuencia cardiaca y había sufrimiento fetal, pase del miedo por la salud de mi bb al miedo de verme en la plancha del quirófano solo pensaba que todo fue tan rápido que no alcance a decirle a mi marido que lo amaba. Como médico te digo que nos falta tanta empatia, nos falta más comunicación cercana con nuestros pacientes porqu damos por hecho tantas cosas que olvidamos que no todo se sabe y que no de todo se habla. Este post solo me hace admirarte más y cogerte más cariño mi niña!!
Lucy Chibimundo dice
Debo decir que los médicos (ginecólogo, anestesista, enfermeras, matronas…) fueron muy amables conmigo y me tuvieron en cuenta. No puedo quejarme de eso. Pero la vivencia fue dura y el miedo se me enganchó terriblemente. A día de hoy a veces me despierto asustada y busco a Loki para luego recordar que todo salió bien. Pero, por suerte, cada vez menos.
Clara dice
L verdad que es muy duro, mi post parto con el mayor derivó en una depresión postparto así que imagínate. Me cuesta mucho hablarlo. Y me ha servido de mucha ayuda leerte. Aunque después he tenido otro peque h todo ha ido bien, me cuesta mucho sincerarme con este tema
Lucy Chibimundo dice
Creo que una depresión postparto debe ser también una experiencia terrible, y me alegra que la hayas superado y que con el segundo las cosas fueran mejor.
Da miedo hablar de esto, porque no está bien visto. Tienes que ser feliz con tu bebé y cualquier cosa que se salga de eso está mal. Por eso es importante darle voz… y además, a mi me está sirviendo mucho sacar todo esto fuera 🙂
La loca del Pelo Gris dice
Me identifico mucho con todo lo que dices, es cierto que todo pasa y hay que centrarse en lo positivo pero en mi caso se que el parto y el fracaso con la lactancia son una herida que no cerrara del todo nunca.
Lucy Chibimundo dice
Espero que te equivoques. Espero que el tiempo te ayude a colocar las cosas en el lugar que les corresponde, aprender de esta situación que te estás viviendo, aceptarla, y tirar para delante.
:*
Paseando con Eloy dice
Yo pensaba que ese sentimiento de culpa nunca se iría. Un día sin esperarlo me hicieron la técnica craneosacral en la cual no creía (bueno, ni sabía lo que era pero si me lo hubieran contado hubiera dicho que ni de coña eso me valdría a mi) y solté todo lo que tenía que soltar. Sentimiento de culpa por la lactancia fuera y mal recuerdo del parto también fuera. Espero que algún día como yo, puedas soltar todo lo malo!!! Un besote y mucho ánimo y si necesitas algo, sabes dónde encontrarme de verdad!!!
Lucy Chibimundo dice
Tengo que buscar eso de lo que hablas…
Paseando con Eloy dice
Ufff, yo no pasé por lo mismo que tu pero he estado 1 año o más con un trauma muy fuerte por el parto. Aunque salió todo mal, para mi fue mi traumático y para mi chico también lo fue. La primera noche en casa ya con el niño, mi chico se pasó toda la noche vomitando y al día siguiente estaba hecho un cromo. No lo sabemos a ciencia cierta pero estamos casi seguro que fue por todo el estrés que pasó en el parto. Que no le dejaran entrar al paritorio sin decirnos nada, que de repente le llamaran corriendo para que fuese rápido al paritorio. Llegar y encontrarse al niño cabeza abajo con la cabeza deformada (luego se dio cuenta que era la ventosa que era del color carne), que se llevaran 10 minutos al niño sin decirnos dónde ni por qué. Lo tengo ya superando pero según lo escribo se me saltan las lágrimas. Un día me hicieron la técnica craneosacral y estuve llorando 5 horas seguidas pero me sirvió para limpiarme por dentro. Ese sentimiento traumático desapareció (aunque no del todo) pero ya me encuentro mucho mejor. Si te apetece un día hablarlo en persona y que intercambiemos historias no tienes más que decirlo. Creo que no hay persona que mejor te entienda, que alguien que haya pasado por algo parecido, ya que yo se lo cuento a mis amigas y lo único que dicen es: bueno, ya está, lo importante es que salió todo bien. Si pero no!!! Un beso muy muy fuerte!!!!!!
Lucy Chibimundo dice
A veces no le damos la importancia que se merece a la conexión cuerpo/mente. A mi los masajes no me gustan mucho porque no me resulta agradable que me toquen, y tiene mucho que ver con heridas emocionales.
El cuerpo puede ayudar a curar el alma.
Mamá Lanuguita dice
Aunque personalmente viví un parto muy bueno, como había planeado, con una recuperación física rápida y sin secuelas el post parto fue muy duro, tanto que aún hoy no siento que lo haya superado. Pienso que nadie, salvo quien ha experimentado la tristeza y el vacío teniendo a su bebé en los brazos, puede entender lo amargo que es. La idea de escribir un blog nació como vía de escape para los sentimientos oscuros, buscando sentir ese amor hacia mi pequeño que no quería florecer. Dejar salir las emociones y pensamientos puede ser una gran terapia. Un abrazo.
Lucy Chibimundo dice
Creo que muchas mamás que me voy topando por la red hemos creado un blog por eso mismo. Compartir esa parte de la maternidad que los demás no entienden, o que nadie cuenta y parece que solo te está pasando a ti.
Pero somos muchas. Y aqui estoy para apoyarte si lo necesitas :*