Quiero que pienses en ello de verdad. ¿Alguna vez en tu vida ha ayudado que te ignoren? Y me refiero a que te haya servido o enseñado algo realmente útil o bueno para ti, no a que te haya generado indefensión o aprendizajes negativos del estilo que se apuntan en la lista de «cosas que no volver a intentar».
Hay mucho conocimiento de psicología rondando por la sabiduría popular y por internet. Algunas metodologías o ideas se hicieron famosas por libros como el Método Estivill o programas de televisión como Supernanny o Hermano Mayor. Y cada uno ha adecuado sus intereses económicos a la aplicación de ciertas pautas independientemente de lo saludable a largo plazo que fuera para la persona que las recibía.
El condicionamiento, ese gran amigo:
Voy a meter un poco de chapa psicológica antes de reflexionar, te la puedes saltar alegremente porque no me voy a enterar de si me ignoras o no, pero lo he intentado hacer entretenido.
Seguro que si digo Pavlov la mayoría de las personas piensan en el perro que salivaba cuando escuchaba la campanita antes de que le dieran la comida. Aún cuando la campanita no tuviera nada que ver con el proceso de elaboración y obtención de la comida.
A esto se le llamó condicionamiento clásico y nos aportó la relación entre estímulo y respuesta. Junto con ello, la idea de que cualquiera podía aprender cualquier cosa si los unías de cierta manera. Si los animales podía, ¿por qué no las personas? Somos más inteligentes así que debería ser más sencillo.
De ahí damos el salto al condicionamiento operante que dice que además de eso, si unimos cosas que nos gustan con aquello que queremos aprender, será más fácil. También se llama aprendizaje por asociación. El nombre que no te sonará tanto es Skinner porque en vez de experimentar con un perro monísimo lo hacía con ratas y a la gente no le gustan tanto.
Palabrería psicológica:
Aquí empieza una movida tremenda de la que voy a rescatar muy brevemente unos cuantos términos. Voy a simplificar muchísimo porque esto no es un blog de psicología. Solo quiero sentar las bases para hablar sobre lo mismo más adelante.
El casi es que empezaron a usar frases en las que castigo y refuerzo se mezclan con positivo y negativo. Para asegurarme que entendemos lo mismo mientras lees hago un mini-resumen sobre esto antes de seguir:
- Refuerzo positivo: premio de toda la vida. Haces algo bien (algo que alguien quiere que hagas) y te da algo que te gusta o quieres. Ejemplo: si terminas con la rabieta presto mi atención.
- Castigo negativo: castigo de toda la vida. Haces algo mal (algo que alguien NO quiere que hagas) y te quita algo que te gusta o quieres. Ejemplo: si tienes una rabieta te retiro mi atención.
Pero la cosa puede complicarse un poco:
- Refuerzo negativo: si haces algo bien (algo que alguien quiere que hagas) retira o te quita algo que no te gusta. Evitas algo malo haciendo algo bien/que quieren. Ejemplo: si terminas con la rabieta dejo de ignorarte.
- Castigo positivo: si haces algo mal (algo que alguien NO quiere que hagas) te da o hace aparecer algo que no te gusta. Recibes algo malo habiendo algo mal/que no quieren. Ejemplo: si tienes una rabieta te ignoro.
Bien, mal, términos morales y manipulación.
He usado palabras que indican moralidad: «bien» y «mal» pero he matizado. Hay muchas cosas que hacen y no son técnicamente buenas ni malas. Pueden ser peligrosas o ir en contra de nuestros intereses pero eso no implica que sean malas. Y al revés, que nos obedezcan o tengan un comportamiento adulto no es moralmente bueno, más bien conveniente.
Algunos estilos de crianza intentan evitar los premios y castigos. Es muy complicado porque es con lo que hemos crecido y lo que tendemos a perpetuar, pero se puede. Algunas personas hablan de «consecuencias naturales».
En este camino se explica y habla a los peques las cosas. Tienes que gestionar la frustración (propia y ajena) y fluir con la vida cuando hagan algo y sepas que se va a liar pero tienes que esperar a que se de cuenta por si mismo.
Por ejemplo cuando Loki quiere ponerse ropa fuera de temporada. Algo que abriga mucho cuando hace calor o abriga poco cuando hace frío. Yo puedo ir preparada para solventar el problema que sé que se va a plantear (un cambio de ropa) o dejar que sufra las consecuencias de su decisión para que aprenda. Suena muy terrible pero normalmente una usa el sentido común para decidir qué hacer en cada momento.
Yo intento muy fuerte evitar el premio/castigo pero no siempre lo consigo. Me es más fácil reconocer y evitar el castigo, por lo aversivo, que el premio… pero sigo aprendiendo y trabajando en ello.
La cosa es que, si hilamos fino, al final del día o que queremos es que los peques hagan lo que nosotros queremos que hagan. Y eso es manipular. Modelar un comportamiento. Para que aprendan, no sufran, eviten el peligro… da igual el «para». Los progenitores elegimos las conductas «buenas» y «malas».
La cuestión de las rabietas…
He hablado en anteriores ocasiones sobre el abuso verbal y cómo el silencio o ignorar a alguien es maltrato. Cuando estaba de moda el método Estivill la idea subyacente era enseñar al bebé que el refuerzo (progenitor que te arropa o te hace caso) va desapareciendo poco a poco, independientemente de que llores. La idea es que aprenda a dormirse solo… o a no reclamar la atención de sus padres a la hora de dormir mediante el llanto.
La misma idea está en el no hacer caso al peque cuando está teniendo una rabieta. Ya se cansará de montar el numerito, aprenderá que esa estrategia no funciona con nosotros, que somos inmunes a su manipulación emocional.
Y aquí te pido un momento de pausa y que te preguntes:
- ¿Está montando el numerito? ¿Acaso sabe qué significa eso? Porque ponerse a llorar o patalear en el supermercado, la calle o el salón de casa para tu peque probablemente sea lo mismo. El cambio de escenario no implica nada. Solo para el adulto, que recibe miradas, críticas o siente vergüenza. El «numerito» es una interpretación adultocentristra.
- ¿Está usando una estrategia para manipularte? Se supone que para eso tiene que haber pensado una serie de pasos y tener ciertas intenciones. ¿Qué edad tiene tu peque? Las rabietas más intensas suelen aparecer a los 2 años. Estamos poniendo en la mente de un peque la habilidad de crear estrategias de manipulación cuando todavía no tiene un vocabulario suficiente para nombrar cosas cotidianas.
No puede nombrar cosas, pero sí idear estrategias de manipulación emocional.
¿Cuándo te ha ayudado que te ignoren?
Te pregunto a ti directamente, como persona adulta. Haz memoria y trata de recordar si ha habido algún momento en tu vida en el que has tenido una explosión emocional. No lo llames rabieta si no quieres:
- Algo no ha salido como querías y te has enfadado.
- Ha ocurrido algo malo y has reaccionado con llanto desconsolado.
- Se te ha roto tu taza favorita y le has pegado la bronca a alguien… que no tenía nada que ver.
- Te has levantado con las emociones a flor de piel por una pesadilla.
En la situación que hayas pensado o en cualquiera de los ejemplos que he puesto…
¿Te ha ayudado que te ignoren? ¿Era esa la respuesta que necesitabas? ¿Era esa la reacción que esperabas? ¿La que querías? ¿La que buscabas?
¿Qué buscabas?
El TLP, la manipulación, las emociones y las rabietas…
En el Trastorno Límite de la Personalidad las personas vivimos con las emociones a flor de piel. Además las sentimos con una intensidad muy fuerte: lo bueno es genial y lo malo es horrible. Muchas personas dicen que las personas que vivimos con TLP somos manipuladoras por la forma en que gestionamos las cosas. Siempre lo digo: hay personas manipuladoras sin trastornos de salud mental y personas que viven con TLP y manipulan, pero no es una condición.
Cuando oigo o leo que los peques manipulan con sus rabietas… me siento identificada. No sé si le pasa a más adultos o es cosa del trastorno. Cuando he tenido un estallido emocional necesitaba ayuda, contención, alguien que me diera espacio para ser y me validara. Que son algunas de las sugerencias que se hacen para gestionar las rabietas de los peques.
Yo soy adulta y puedo nombrar y reconocer mis emociones. Pero a veces simplemente me dejo llevar por ellas. Siento tanto, a tal nivel que (siguiendo los ejemplos de antes):
- Cuando algo no me salió me frustré tanto que derivé esas emociones a algo que pudiera gestionar como el enfado.
- Me han dado una mala noticia que no me afectaba personalmente. Pero la empatía me ha atropellado y he reaccionado con llanto desconsolado.
- Se ha roto mi taza favorita porque la dejé mal colocada en el armario y se cayó al abrir. Y le pegué la bronca a quien abrió el armario. Porque no sabía gestionar la culpa interna de saber que era culpa mía y esa taza es irreemplazable.
- Me he levantado con las emociones a flor de piel por una pesadilla o un sueño emotivo y necesito sacarlas.
¿De verdad te ha ayudado que te ignoren?
Esa es la pregunta que deberías hacerme cuando te cuento todo esto. La que tendría que estar en tu cabeza cuando te pasa a ti o a tus peques:
- Cuando me frustré necesitaba que alguien entendiera mi situación. Que me ayudara a entender que lo que sentía era eso y no enfado.
- Cuando recibí mala noticia no pude evitar empatizar. Necesitaba que alguien me dijera que sentir cosas no está mal. Aunque no me afecten directamente. Que sentir está permitido y es sano. Que llorar no es malo.
- Mi taza favorita se rompió por mi culpa. Me sentía muy triste pero no quería sentirme así, porque he aprendido que es malo así que lo convertí en rabia y como no podía dirigirlo hacia dentro, donde había tristeza, lo saqué de otra forma.
- Me he levantado con las emociones a flor de piel por una pesadilla o un sueño emotivo y necesito sacarlas.
¿Entonces qué habría ayudado?
Sigo con los ejemplos porque pienso que son muy visuales y se entienden mejor:
- Cuando me frustré necesitaba que alguien hablara conmigo. Que me guiara para ponerle nombre a mis emociones y me ayudara a gestionarlas.
- Al recibir mala noticia no pude evitar empatizar. Necesitaba que alguien validara mis sentimientos y emociones y no me culpara por ellos. Necesitaba compañía.
- Aprender a gestionar la culpa es algo muy complicado, aún estoy aprendiendo. Necesito racionalizar que las cosas son solo cosas y sus recuerdos permanecen. Aprender a hacer las cosas mejor y no culparme en exceso por algo que es un accidente. Alguien que me guíe en este proceso porque no puedo hacerlo sola, no he aprendido aún.
- Cuando ya me levanto con una emoción es difícil pasar el día. Puede que no recuerde el sueño pero mi cuerpo tiene las sensaciones de la emoción que me ha provocado. Necesito un abrazo o espacio o hablar. Depende. Hay que preguntarme qué necesito.
Un peque con su estallido emocional (rabieta):
Si estos ejemplos no fueran los de una persona adulta sino los de un peque y le preguntásemos: ¿te ha ayudado que te ignoren? La respuesta sería negativa.
En ninguno de los ejemplos he necesitado que me dejaran completamente sola, aunque es posible que necesite espacio. No es lo mismo. Cuando necesitas ayuda no necesitas que te ignoren. Ignorar es vacío y ayudar es algo. Estar cerca acompañando no es ignorar. Aunque no hables o no estés haciendo algo de forma activa. Pero no has seguido con tu vida como si no me ocurriera nada.
¿Cuántas veces te ha ayudado que te ignoren?
¿En qué te ha ayudado? ¿Qué aprendiste?
Yo he aprendido a hacer las cosas sola. Bien porque necesito demostrar que soy válida o porque creo que no recibiré ayuda… o que si la pido seré débil, así que acabo sobrecargándome. En terapia estoy aprendiendo a pedir ayuda. Pero es difícil cuando la sociedad me dice que incluso debo no dársela a mi peque.
Llamar rabieta a algo, con todas las connotaciones negativas de la palabra ya marca una forma de actuar frente a ella. Yo prefiero pensar en ello como estallidos emocionales. Algo explota y aparece una emoción. Lo importante aquí es que todas las emociones son válidas, solo hay que aprender a gestionarlas lo mejor posible. O vivirlas y ya está.
¿Te animas a contarme si te ha ayudado que te ignoren en un estallido emocional?
Las fotos son de Liza Summer y las descargué de Pexels.
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