Las personas vamos a terapia porque queremos mejorar nuestra salud mental. Para llegar a un objetivo, que en este caso sería «tener buena salud mental» necesitamos delimitarlo y definirlo, porque esa es la única forma de saber si hemos llegado o lo hemos conseguido.
Muchas personas piensan que una buena salud mental se refiere a tener un nivel «normal» o «medio» de la emoción negativa concreta que las ha llevado a terapia. Por ejemplo alguien que tiene ansiedad puede pensar que no tiene una buena salud mental porque tiene demasiada ansiedad con demasiada frecuencia y que la solución es reducir la ansiedad a lo que considera una intensidad y frecuencia «normales».
Pero la realidad es que las personas mentalmente sanas pueden tener emociones negativas, así que no resulta muy útil. Además sabemos que tratar de reducir una emoción hace que suframos más, porque nos estamos reprimiendo.
La definición de buena salud mental:
Llevo el suficiente tiempo haciendo terapia, viviendo diversos sufrimientos psíquicos y aprendiendo sobre psicología como para poder tener una idea de lo que para mí es una buena salud mental. Yo creo que sería algo como:
Tener la disposición de experimentar pensamientos o sentimientos independientemente del momento, el lugar y la circunstancia, en cualquier intensidad, durante cualquier tiempo… sin juzgarse por la reacción ante ello y sin escapar, es decir, aceptándolo.
Esta es una definición que a mi me parece razonable, la tuya puede ser muy diferente, te animo a dejármela en un comentario y podemos debatir al respecto si te apetece.
Mi definición me gusta porque creo que deja fuera la idea patológica que se tiene de la salud mental. Es decir que se centra en la aceptación y la vivencia, dejando fuera lo positivo, negativo, sano o enfermo. Siguiendo la definición vas a ser una persona sensible y vas a sufrir, porque las emociones y vivencias negativas están ahí, pero no lo empeoras peleando contra ellas, que (para mí) es el verdadero problema, la lucha interna.
Acepta las emociones «no deseadas»:
Dentro de la psicología hay una terapia que se conoce como ACT (terapia de aceptación y compromiso) que está bastante en auge últimamente (aunque no tiene nada de nueva). No es una con la que esté demasiado familiarizada porque en mi proceso terapéutico estoy explorando otras opciones pero por lo que sé tiene que ver con la flexibilidad y también le da importancia al lenguaje que son dos pilares importantes desde mi punto de vista.
No voy a decir que esta terapia encarna el sumun de la buena salud mental, pero creo que está en ese camino.
Cuando las personas no se defienden de las emociones no deseadas, las aceptan como algo que no pueden controlar y no lo tratan como un problema. Despatologizando el asunto se vuelve menos patológico.
Lo que sea que te haya llevado a terapia sigue estando ahí porque nadie vive en un vacío de emociones y pensamientos negativos. Pero si se aceptan y se experimentan de buen grado, no perjudican el funcionamiento normal ni impiden la vida diaria, lo que se conoce como ser funcional.
¿Y eso como funciona?
Soy consciente de que estoy diciendo eso que tanto odian muchas personas cuando están buscando un embarazo de «cuando te relajes llegará» o una vez te quedas embarazada y estás deseando que el bebé salga «llegará cuando tenga que llegar«. Es difícil, lo sé. Pero nuestro objetivo en terapia debería ser cambiar la conducta a pesar de ese problema que nos ha llevado a la terapia. En el ejemplo anterior: la ansiedad, es más fácil conseguir reducirla. Pero si nos centramos en reducir la ansiedad se vuelve un objetivo más complicado.
Y todo esto es en parte por las definiciones y el lenguaje. Es más fácil fijarse en conductas y su presencia que en emociones y su ausencia.
Me he releído varias veces y no estoy segura de si me habré conseguido explicar. Pero tampoco consigo hacerlo mejor. Cualquier pregunta o duda estoy siempre disponible para charlar sobre esto. Puedes dejarme un comentario, buscarme en redes o en mi email.
En resumen una buena salud mental:
- Es más que reducir las emociones negativas a un nivel «normal».
- Evitar emociones o pensamientos suele empeorar la situación.
- No tiene nada que ver con la intensidad o la frecuencia de ciertas emociones.
- Tiene bastante que ver con la aceptación de las emociones.
La foto de la cabecera es de Alex Green y la descargué de Pexels.
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