Los pródromos son eso que te avisa del inicio del parto. Normalmente las contracciones, el tapón mucoso o la rotura de la bolsa. Yo no sabría decir cuando empezó exactamente. Fue una experiencia bastante larga, no había experimentado ese nivel de agotamiento nunca antes.
Cuando te quieres dar cuenta los pródromos ya han comenzado.
En las películas parece que los partos son rápidos. En las clases de preparación al parto te dicen que no es tan así, la dilatación y el parto pueden durar horas. Todas conocemos a alguna mamá que estuvo «24 horas de parto».
En cualquier caso a mi se me hizo el parto más largo del mundo.
Las primeras contracciones.
Cumplí la semana 40 y pasé todo ese fin de semana con un dolor intermitente y agudo en el lado derecho de la tripa. Solamente uno de los lados. En las clases de preparación al parto no habían dicho nada de que al ponerte de parto doliera solo un lado. El lunes seguí con estos dolores intermitentes, cada 20 minutos, un pinchazo intenso en el lado derecho.
Como buenos primerizos que éramos decidimos ir al hospital. Probablemente sería algo relacionado con el embarazo, nada de lo que preocuparse. Me encontraba algo mal del estómago, con muchas náuseas. Como ya he tenido apendicitis no me preocupaba que pudiera ser eso pero nos fuimos a Urgencias igualmente.
Me mandaron a monitores y resultó que ¡eran contracciones! Por lo visto no es normal tenerlas lateralizadas, pero no es algo malo. Me hicieron un tacto y me confirmaron que estaba empezando a borrar el cuello. La cosa se estaba poniendo en marcha para que Loki saliera, estábamos en la 40+5 y yo pensaba que la cosa sería inminente (¡Ja!).
Volvimos a casa y Natsu se fue al trabajo, ya le llamaría si había algo nuevo que contar o si las contracciones se hacían más seguidas. Puse mi app de contador de contracciones en el móvil, todo feliz y me dediqué a seguir gestando.
Visita a monitores y ginecóloga.
El viernes cumplía la semana 41 y tenía monitores para ver qué tal estaba todo y tomar decisiones. Hasta entonces yo seguí con estas contracciones, cada 30 minutos como mucho. Eran dolorosas pero podía aguantar una o dos horas durmiendo hasta que alguna me despertaba. Intentar dormir así era difícil pero más o menos conseguí descansar algo.
El viernes fui a monitores, donde pasé unos 15 minutos y después me pasaron con la ginecóloga. Me preguntó si había expulsado el tapón mucoso, que ya estaba en la semana 41 y que me iba a programar la inducción para el lunes siguiente, estando de 41+3.
Me comentó cosas que podía hacer para provocar el parto: caminar, comer cosas picantes, tener sexo… Yo llevaba haciendo ya casi todo desde la semana 39 porque quería evitar la inducción. Me comentó la posibilidad de separar las membranas para que el parto se produjera antes, «una ayudita».
Yo me había leído el libro de «Guía de la mujer consciente para un parto mejor» y sabía que eso se llama «Maniobra de Hamilton». Tiene ciertos inconvenientes además de ser dolorosa y no está probado que realmente ayude al inicio del parto.
Negué con la cabeza ante esta ayudita que me ofrecía. No quería ninguna ayudita, quería seguir como estaba hasta el momento, esperar y cruzar los dedos muy fuerte para que Loki se sintiera seguro y quisiera salir.
Me pasó a la camilla para hacerme un tacto, que dolió muchísimo. Fue muy distinto al tacto anterior que me habían hecho el miércoles en urgencias. Me dijo que tenía la mitad del cuello borrado y estaba dilatada de 2cm. Me entregó el informe de la visita junto con las instrucciones para la inducción del lunes y lo guardé todo para leerlo tranquilamente en la comida.
Empieza la diversión (y las contracciones de verdad).
Fui a comer por ahí con mis padres que me habían acompañado a los monitores. Aproveché para leerme los papeles que me habían dado y ahí me lleve dos sorpresas:
- Una sorpresa BUENA. Junto con las instrucciones para la inducción del parto del lunes había una hoja en la que podía negarme a la inducción (bajo mi responsabilidad). Decía que pasaría por monitores y tacto, además si fuera necesario se haría una ecografía y con esa información yo podía DECIDIR junto al profesional si hacer o no la inducción. Eso me hizo sentirme más tranquila, no estaba obligada a pasar por la inducción.
- Una sorpresa muy MALA. En el informe ponía que efectivamente, se me había practicado la maniobra de Hamilton durante el tacto con mi CONSENTIMIENTO. Esto explicaba el dolor que había sentido claro… y me pregunté de donde se había sacado la ginecóloga el presunto consentimiento.
Durante la comida con mis padres empecé a tener contracciones bastante dolorosas. Al principio de la comida me sujetaba la tripa y resoplaba, hacia el final necesitaba aguantar la respiración. No podía hablar durante la contracción y por supuesto tampoco podía moverme mientras duraba el dolor. Se hicieron cada vez más seguidas aunque no eran rítmicas. A veces las tenía cada 2 minutos y a veces cada 10. Desde ese momento lo más que pasé entre contracción y contracción fueron 10 minutos.
Contracciones y más contracciones.
El viernes al mediodía comenzaron las contracciones «de verdad». Dolor muy intenso, no podía moverme o hablar en ese rato, como mucho cada 10 minutos, como poco cada 2 minutos. La putada es que eran variables, y… ¿que te dicen en las clases de preparación al parto? Que deben ser rítmicas al menos cada 3 minutos durante 1 hora.
Eso nunca ocurrió.
Las contracciones eran bastante largas. En las clases de parto nos dijeron que serían de un minuto. Y si, a veces duraban un minuto, pero por regla general duraban más, entre 1:30 y 2 minutos. Además no se regulaban en tiempo. Si me movía y hacía cosas para «acelerar» como botar en la pelota de pilates o caminar por casa las tenía cada 4/5 minutos. En el momento en que me paraba o me sentaba se espaciaban y así no «podía» ir a urgencias.
Llevaba durmiendo mal desde la semana anterior y sin dormir desde el viernes. El domingo por la mañana terminé con un ataque de ansiedad y un intenso dolor de cabeza. El dolor de las contracciones se me hacía a veces insoportable, controlar el ritmo me agobiaba porque no se hacían rítmicas. Me sentía estancada y sabía que no podía hacer nada para que la cosa se pausara ni para que avanzara más rápido.
Hablé con Natsu y decidimos ir a urgencias. Necesitaba que me dieran algo para el dolor.
Tras una semana de contracciones «llevaderas» durmiendo una o dos horas de seguido más 48 horas de contracciones muy dolorosas sin dormir. ¿Podría decirse que llevaba 9 días de parto? Loki no nacería hasta la madrugada del lunes. Tenía unas cuantas horas más por delante, pero eso lo dejo para la segunda parte: ingreso en el hospital y cesárea.
Nueve meses y un día después dice
Madre mía, qué largo. Se te tuvo que hacer… Lo de Hamilton me parece la leche. Desde luego, a veces nos tratan como a ganado.
Lucy Chibimundo dice
Lo que más me jodió fue verlo después en el informe, y que pusiera que era consentido… si no hubiera estado mi madre al lado habría dudado de si le había dicho algo.